Apolo está herido,
y por la flecha de Cupido
ha encloquecido.
Persige a una ninfa
que también está herida,
pero su flecha no es de oro,
como la que hirió a Apolo;
es una flecha de plomo.
Dafne, la bella ninfa,
implora a Artemisa,
y se siente extraña,
pues está siendo transformada,
ante los ojos de Apolo,
que observa con aplomo
como Dafne es transformada
en un tronco y bellas ramas.
Min Andrea Jang López
Hola Min. Ya veo que has trabajado mucho. Leeremos el poema en la próxima clase.
ResponderEliminarUn saludo
Felipe